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El bruxismo se conoce comúnmente como rechinar de los dientes. Se puede producir durante el día o por la noche. El tipo más difícil de controlar, y también el más frecuente, es el relacionado con el sueño.

Las personas que padecen este problema aprietan fuertemente la mandíbula, de forma que  los dientes superiores presionan a los inferiores y los mueven de atrás hacia adelante y viceversa, la mayoría de las veces de forma inconsciente, produciendo un importante desgaste de las piezas dentales.

Causas del bruxismo

Hoy en día los especialistas difieren sobre las causas que originan el bruxismo, aunque apuntan al estrés como el principal desencadenante. Por esta razón, en la actualidad, y debido al ritmo de vida que llevamos, cada vez acuden más pacientes a las clínicas demandando férulas dentales, protectores bucales rígidos que se colocan bien en la parte de arriba de la boca, bien en la de abajo, dependiendo de cada paciente. Para hacerse una idea de en qué consisten, son parecidas a los protectores que usan los boxeadores.

Las férulas suelen emplearse para evitar el desgaste de las piezas dentales  mientras el paciente duerme. Este método ayuda a prevenir los daños en los dientes y los problemas en la articulación temporomandibular.

Aunque el bruxismo no es un trastorno peligroso, puede causar lesiones dentales, dolor de cabeza  y oído, molestos dolores en la mandíbula e, incluso, dolor de cervicales.

Cómo solucionarlo

Lo primero es diagnosticar la patología y el problema que lo origina para intentar ponerle freno y finalmente eliminarlo.

Si es una malposición dentaria habrá que corregirla y si, por el contrario, la causa es el estrés, habrá que intentar controlarlo al máximo durante el día para llegar lo más relajados que sea posible a la cama.

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